Resumen:
La noción de jerarquía social, calidad o preeminencia, aspectos sobre los cuales se basó el honor durante la mayor parte del xviii, se trastocaron con el advenimiento de la Ilustración y de los movimientos en favor de la Independencia. La fidelidad al rey o el tomar partido por la nueva situación política que se creaba fueron los nuevos ejes de definición del honor. En relación con lo segundo, bajo el amparo de la Constitución de Cádiz, nuevos discursos políticos afloraron en el quehacer cotidiano. En los procesos judiciales, por ejemplo, el lenguaje legal tuvo referente constitucional y aquel buscó edificar una sociedad de iguales. En las causas por injurias contra el honor, la defensa de la calidad, preminencia o valía social tropezó con las reminiscencias del orden colonial tradicional; es así como el nuevo vocabulario político recreó formas conflictivas entre el honor basado en el abolengo y lustre familiar, y el honor sustentado en alguna forma de movilidad social ascendente.