Resumen:
Nadie discute hoy en día la importancia de la sana preocupación que se tiene por la imagen de la empresa ante los públicos con los que ésta interactúa. Los métodos y técnicas para “cuantificar” el valor de la imagen se vuelven cada día más eficientes y sofisticados. Los empresarios y ejecutivos de alto nivel están cada vez más conscientes de que el gasto en imagen es una inversión valiosa y que a la larga reditúa beneficios claramente observables y medibles.
El tema de la imagen institucional se relaciona indefectiblemente con el de la comunicación. La comunicación es el proceso y la imagen el resultante. No es posible alcanzar una imagen óptima sin haber antes comunicado adecuadamente la identidad de una organización a sus públicos.